Con el corazón infinito desnudado
mi pecho es un buque, que se encalla.
Entre tantos intentos de verte en lo olvidado
la mirada es un bosque y mis ojos, un pájaro.
Las montañas se vierten como de un cántaro
y el cielo derrite como si helado.
Todo el horizonte cabe entre las manos
y la vida es un abismo, inundándonos.
Y es que las cascadas han derrochado el canto
y el río es un desierto en un diluvio de llanto.
Ya nada es lo mismo desde los años idos
y la arena es tan solo, un mito del océano.
de mi coleccion de versos "Viento Esmeralda"
Copyright todos los derechos reservados por Gabriel Pablo Zorrilla
Mendoza, abril 2006, SEP, Méxcio.
1 comentario:
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